En un sendero rodeado por un bosque completo de innumerables especies de árboles, entre los cuales robles, zapotes y la endémica jícaro danto, se inicia una caminata mágica. Detrás de estos árboles frondosos del Parque Nacional Volcán Tenorio se esconden paisajes únicos y especies emblemáticas, como el jaguar, la danta y el puma. Además, los puentes colgantes conducen a aguas termales conocidas como 'borbollones' y al plato fuerte: La catarata de río Celeste, una caída de agua que lleva su nombre por su intenso color.

Desde este pequeño pueblo sancarleño, es posible mirar la punta del enorme Volcán Arenal. Este inmenso atractivo es solo el comienzo de un destino de experiencias intensas, que combina la relajación en las aguas termales, con la aventura del canopy, el kayak en la laguna, los tours en cuadraciclo y el senderismo.

Pequeños “chinamos” - o pequeñas ventas - a la orilla de la carretera, son adornados por las fresas que cultivan los agricultores locales, el queso y los 'prestiños'. Un abrebocas de la ruta hacia el Parque Nacional Volcán Poás, en donde la vegetación es el complemento de su principal atractivo: Contemplar uno de los cráteres más grandes del planeta.

Decenas de sarchiseños preparan con esmero las artesanías talladas en madera fina, con trazos que forman exclusivas figuras y luego ofrecen en pequeños locales. Sarchí es tierra de la carreta típica, obra de arte nacional de hermosos colores nacida hace más de 100 años, símbolo de la cultura, el trabajo y la paz del tico.

En un pequeño y frío pueblo escondido en Dota, con calles angostas, curvas pronunciadas y un hermoso río que cruza de lado a lado, es posible desconectarse del mundo. Cataratas y senderos que ofrecen relajación... y el café, mientras el entorno, conocido por la presencia del hermoso quetzal, se encarga del resto.

Hace 11 años, un entusiasta biólogo local decidió crear un proyecto en el que, a través de la bicicleta, pudiera mostrarle a otros los atractivos escondidos de San José. Así nació "ChepeCletas" que ayuda a decenas de viajeros a enamorarse de la ciudad a través de rutas únicas, bailes, buena comida y conversaciones fascinantes.

Bethshiva promete relajación y descanso. Desde el instante en que te subas a su kayak y empieces a descender por el río de Peñas Blancas, tus pupilas se abrirán por completo; si te distraes, puedes perderte los monos columpiándose, o los perezosos durmiendo sobre los árboles.

Alejandro es historiador y profesor universitario, y conoce como pocos el patrimonio cultural de San José, pero también comprende que nada 'sabe igual' sin un buen café. Por eso le apasiona mostrarle a otros viajeros la arquitectura y los puntos históricos de Costa Rica, siempre con una tacita de café a lo largo de su ruta.

Héctor es un apasionado de 'su hogar', La Fortuna, que explora junto a otros viajeros desde hace 26 años. Le gusta madrugar, visitar los puentes colgantes del Arenal, rodeados de bosque primario, y luego caminar hasta una famosa catarata de casi 65 metros de alto.

Hace muchos años, la familia de Diego contribuyó en la fundación del pueblo de Monteverde. Por eso ama la naturaleza y la aventura. Junto a su esposa e hija de dos años, disfruta de la zona, de viajar y ahora de innovar, a través de un espacio único que conecta con el medio ambiente.

La inspiración de Priscilla, talentosa ilustradora tica, nació en los paisajes cotidianos de San José, cuando dibujó un póster de un taxi rojo típico de la capital y se lo mostró a sus amigos, quienes se sorprendieron con su belleza. Ocho años después, Costa Rica se exhibe en todo el mundo a través de Hola Lola, como se nombra su arte, un souvenir único.